sábado, 2 de agosto de 2014

Medias de Monigote - Devetach Laura

Medias de Monigote
Laurita tenía un pueblo dibujado en la pared. Y en el pueblo vivían monigotes patones, flaquitos, peticitos, larguitos, todos bochincheros.
Esa noche Laurita no podía dormir. Estaba preocupada porque papá, mientras peleaba con los pulgones de sus plantas, había dicho que para navidad sólo los chicos tendrían regalos. Eran malos tiempos, pero ¡qué feo que los grandes se quedaran sin regalos!
Estaba dando la vuelta número 100 en su cama. Su hermano Gusti ya dormía y, de pronto, tic, plic, clic, las luces de su pueblo empezaron a encenderse. Los monigotes estaban alborotados, y su gato Humo empezó a los zarpazos porque tenía dos o tres balanceándose en los bigotes. Venían a invitar a Laurita para su fiesta de navidad.
- ¿Mañana? ¡Pero si mañana no es navidad! -le dijo al monigote patón que estaba parado en su dedo índice como si fuese un loro.
-Bah -dijo un gordito-, para nosotros todo el año es navidad, así que mañana es la navidad de mañana.
-Ah... -murmuró Laurita con unas ganas locas de hacerse monigota-. ¿Y los regalos? Yo... no... tengo...
-Bah, bah. Cada uno regala una media -dijo el patón-. Bien limpia, ¿eh?
-¿Y qué harán con una media diferente a la que tienen?
-Ah, ah, ah, ¡media de monigote! -contestaron el patón y el gordito, y saltaron del bigote de Humo a la pared-. ¡Te esperamos!
Laurita se durmió soñando con un mar de espuma en el que lavaba su media de navidad.
Por la mañana dibujó un canasto en el medio del pueblo, y un pino y un montón de copitas de sidra para los monigotes.
-¿Y esa canasta? -preguntó papá mientras peleaba con los pulgones.
-Son los regalos -dijo Laurita.
Esa noche, plic, tic, clic, las luces del pueblo se encendieron, y Laurita se metió en él como si se zambullera en el agua, tan campante.
Los monigotes eran grillos, burbujas, matracas. Lautira no salía de su asombro. Cada uno iba sacando una media chiquitísima de la canasta. Cada uno la inflaba y.. El patón se hizo un paracaídas para tirarse desde el arbolito de navidad. El gordito se hizo un bote para navegar zanjas.
¿Y la media de Laurita? Era un extraño y complicado túnel a rayas, lleno de pliegues y toboganes donde los monigotes jugaban a perderse.
A la hora del brindis todos dijeron: ¡Media de Monigote!, y tomaron sidra de corazón de margaritas en las copas dibujadas. Después Laurita volvió a su cama, y en una caja de fósforos guardó una rayita así color zanahoria: era su media de monigote.
Al día siguiente secreteó con mamá, secreteó con papá, secreteó con su hermano y con Humo. Y la noche de navidad, a la hora de los regalos, hubo sobre la mesa una gran canasta.
Cada uno sacó un paquete y ¡qué sorpresa!, mamá se encontró con una rara bicharraca de pelo azul y cara de media que hacia morisquetas. A Gusti le tocó una divertida víbora-media-larga con un cascabel en la cola. A papá, una bolsita-media que decía puchos. Allí guardaría restos de tabaco para defender sus plantas de los pulgones. a Humo le tocó un ratón media...
¿Y a Laurita? Una media-borrador y una caja de tizas de diez mil colores para que su pueblo tuviera más luces.
A la hora de decir ¡salud! Laurita dijo: "¡Media de monigote!". Nadie, salvo Humo, entendió por qué. Pero en realidad no era tan importante.



3 comentarios:

  1. Gracias por compartir este cuento tan lindo que me leyó mi mamá cuando era chica. Ahora puedo leerselo a mi hija

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  2. Muy bueno!!! Gracias por compartir ☺️

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